jueves, 24 de noviembre de 2011

No diré adiós

Finalmente,
todo lo que no haces a su debido tiempo
te lo cobra la vida con ávido interés
de sangre y alma

Finalmente,
como se empieza...
rara vez se termina

No es un adiós; es un hasta siempre
Como lo fue el de tantos amigos que encontré en la red
y perdí, breve tiempo despúes,
en la niebla del existir... y el morir
que es dejar de escribir

Pero ya sabéis que tengo fe
Nos reencontraremos
Arriba brilla el Sol
Y la Esperanza sobre la niebla

La próxima entrada, que ya tengo hace tiempo redactada, será mi última aportación a este blog
Sinceramente no creo que hayan más. No soy torero.
"Un placer coincidir con vosotros en esta vida"

En el Amigo
al + mc

viernes, 11 de noviembre de 2011

Esperanza versus Nostalgia

Ante todo decir y aclarar que si bien esta entrada está motivada por el comentario de un amigo seguidor, para nada es respuesta y, mucho menos, reproche o menosvaloración de ésta. Simplemente sensibilidad.

Alguien a quien quiero como a un hijo, prepotente y provocador, al distinguir en la puerta de una casa cercana a nuestros pasos, la figura esbelta y agraciada de dos muchachas -jóvenes como él- , me dijo: "Mira, la rubia ha sido mía; y la otra, también"

Si al referire al sexo lo hiciese como a cualquier otro manjar, bien podría haber entendido: "Mira, con la rubia he ido a cenar marisco de primerísima calidad; y con la otra -¿qué sé yo?- he subido al Dragon Kan -una gozada, también para mi-"

Pero los manjares estomacales y, en general, sensoriales, precisamente por ser gozados individualmente -aun en compañía- son impersonales. 

Pues el sexo no es una cualidad de las personas; algo de que se les puede despojar, como otras tantas cosas: trabajo, educació, vivienda...
El ser humano es sexo; y el sexo identifica personas con cualidades de las que no se les puede despojar: dignidad, entrega, amor...

Ya Agustín de Hipona, de mente extraordinaria, cayese él mismo en los desordenes que puede causar una errónea moralidad sexual; y así, y precisamente por ello (nunca dejemos de subrayarlo), lo avisa a los jóvenes a quienes tanto supo amar

No educar a nuestros jóvenes es provocar su decadencia.
No indicarles sus errores es sumergirlos en el profundo mar de la ignorancia
Sin la Sabiduría son fáciles de abatir, de dominar, de esclavizar.
Empezando por el sexo
Acabando por el alma


viernes, 4 de noviembre de 2011

Hombre afortunado (y 2)

"No me aflijo como un hombre sin esperanza"

Muchos de vosotros que me leéis, sé (¡ay,  y yo casi también), os aferráis al "no hacer lo que ellos hacen" olvidando desear alcanzar la plenitud "que sí predican"
Pero el abismo es cada vez más grande. Así lo indica el signo de nuestro tiempo.
¿Quíen de nuestros hijos sabe qué y cómo se usa un arado?
¿Acaso sabe, le hemos enseñado, qué es el esfuerzo por el pan de cada día, por el sudor de nuestra frente ganado?
Hombres sin esperanza.
Campos estériles, así preñados... ¡abortarán y al cielo mismo nos señalarán!
¿Qué hacemos con nuestros hijos? ¿Qué sabiduría les estamos mostrando?
El pródigo Padre no dudó en enfrentarse a sus dos hijos
A menor por impaciente; al mayor por... "comedido"
A los dos supo esperar, a la puerta de cada cual... con amor
Nosotros... ¡frente a la "nitendo" les dejamos... y bien callados!
Insisto:
¿Qué enseñamos a nuestros hijos?
¿Moralejas de viejas lámparas de aceite?
¿Qué saben ellos, viajeros de autopistas celestes?!
El conocimiento es Amor.
Amar es... transmitir Sabiduría
Y no hacerlo, o fallar en ello... es...
no lo sé bien...
mas ¡ay.... sé cuánto me dolería!

¡Pero no! ¡No me aflijo!
No soy un hombre sin Esperanza
Al contrario: en Ella tengo mi cobijo