lunes, 10 de octubre de 2011

Hombre afortunado

He dejado pasar un considerable tiempo.
Pero no para meditar y poder reflexionar profundo sobre el tema. Quiera Dios que, como todas las anteriores, sea ésta una entrada totalmente entregada al sentimiento fugaz pero intenso de la palabra, del alma,... expresión del ser cuando ésta calla.
No creo ni en el destino ni en las casualidades. Tengo fe en los insondables caminos que, de forma forzadamente sinuosa, tan rectos nos conduce al Padre nuestro Señor.
El día 21 del mes pasado, tras una larga (pero gracias a mi posición laboral, breve en el tiempo) sucesión de pruebas me diagnosticaron demencia. Los síntomas que describía  y que se agudizaban desde las navidades pasadas podían explicarse a la vista de las “moderadas hipoperfusiones” que mostraba el estudio gammagráfico (PET).  Dada mi edad, sería muy voraz; el neurólogo me recomendó acudir a otro aún más especializado para valorar el alcance.
Curiosamente, fue ésta una de las pocas veces que mi chica no pudo venir conmigo al médico; hasta para hacerme un análisis de sangre quiere acompañarme y en esta ocasión se lo impidió el trabajo. Pero nada nos hacía sospechar este desenlace. Una prueba tras otra, nada patológico mostraban; eran “por si acaso”, “para asegurarnos....”
De vuelta a casa, recuerdo que no proferí maldición alguna; con nadie me enfadé... Solo, en el interior, sentía que no era ese el trato que había pactado con El: en un futuro mucho más lejano habrá de irse primero mi chica y luego yo... ¡Pero no vale hacer trampa!, mientras tanto, en plenas facultades ella y yo. Bueno, para ser preciso y sincero, esto último nunca “se firmó” en el pacto; por eso mi temor, tantas veces, de quedar privado... de mi cuerpo, de quedar paralítico... ¡pero nunca quedar privado de la mente!
De la primera forma, sentía que podría “resolverse” algún día nuestro contrato. Y, aun privado de movimiento, resistir mejor la ausencia. Pero confiaba –y confío– en el amor de nuestro Padre que algo así no ocurriría pues  ¡me sentía –me siento– tan necesario e importante en las cotidianas labores! (ay de mí)
¡Debo tener la sangre de horchata!... me he repetido desde todo este tiempo. ¿Acaso nunca creí que fuera conmigo? ¿Acaso tanta fe tenía?
Puede que nunca lo sepa. Gracias a Dios la agonía de mi chica y mía, como toda cruz, fue intensa pero breve. Al día siguiente pudo recibirnos el especialista y despejó toda duda nada más verme: la enorme cicatriz que cruza mi cara daba otra más probable explicación al PET y el fuerte golpe de aquel lejano accidente dejaba alguna secuela más que tener que rehabilitar con tesón y esfuerzo (¿Cómo se le pasó este detalle al primer especialista?: Hace más de 25 años de aquello y “apostó” por la demencia y no por la lesión; afortunadamente, parece que perderá la apuesta)
Pero lo que sí sé es que solo pensé en mí... aunque no necesariamente con egoísmo. Quiero decir que todos mis vamos pensamientos me impidieron ver el amor multiplicándose que mi chica empezaba a desplegar en su previsión de cuidados. Solo ella, nadie más que ella me cuidaría... ¡Dios así se lo permitiría!
Ella no se olvidaría de darme todo el amor que a mí, a diario, no parece dolerme olvidar
En un par de mañanas, de madrugada, he recaído en mis hijos porque no estaban en su cama. Pero esta vez, sintiendo que Tú estabas con ellos. Eso es lo importante. Porque a través de Ti, los siento cercanos no importa donde estén... Y me siento afortunado de “poder olvidarme de ellos”
Y así, cuántas veces nos parece asombroso comprobar con qué facilidad  hasta frivolizamos con las cosas más importantes  de la vida; pero más increíble es constatar la de veces que frivolizamos con nuestra propia vida... para no enfrentarnos a ella sinceramente.
Sí; soy afortunado. Porque nunca podré olvidar que con todo, y tantas veces pese a mí mismo, no debiera haber nadie tan feliz...
Por ello esta entrada: para daros razón de mi esperanza
¡Ah!... casi se me olvida: el día 21 también fue el día internacional de la Paz

4 comentarios:

  1. Hola Su chico:
    Mira hoy he estado a punto de hacer un post, con esta canción de Victor Manuel, porque hoy es el día Internacional de la Salud Mental.
    Gracias por compartir este Post.
    Besos, Montserrat

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  2. Lo que más me impresiona es el final de tu post:
    "daros razón de mi esperanza" Has tocado mi corazón, y nada puedo ofrecerte hoy. Que esa Paz que mencionas, nunca te abandone. Mi pobre oración, siempre te acompañará.Gracias por ofrecerme reflexionar sobre las cosas importantes de la vida.
    Un abrazo

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  3. Saludos amigo de la palabra amiga. Y gracias por dar razones de La Fe. Gracias...

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  4. Preocupada te leia, un final asi ameritaba.

    Quedan tus palabras flotando en el entorno.

    Cariños

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