"No puede ser... no puede ser..."
Lo repetía incesantemente.
De forma inconsciente, para que ningún otro pensamiento
pudiera añadirle sufrimiento...
si eso hubiese sido posible.
No podía comprender,
(ella tan torpe y él tan listo)
como su hijo no reconocía
la muerte disfrazada de vida,
hiriente, cínica.
"No puede ser... no puede ser..."
que así se escapara
aquello que nunca pudo retener
por mucho que amara.
No podía comprender
que nunca fuese bastante,
que siempre era nada,
todo lo que ella le daba.
"No puede ser... no puede ser..."
repetía
mientras hundía la mirada
en los ojos de su compañero;
perdidamente,
profundamente,
anheladamente.
Como si lo hiciera en su dolorida alma...
buscando su fe.
viernes, 3 de septiembre de 2010
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SU CHICO:
ResponderEliminarA VECES NOS PREGUNTAMOS ¿POR QUÉ A MI?
ENTONCES BUSCAMO LA FE.
UN ABRAZO, Montserrat
¡Qué amor tan grande el de una madre por su hijo!
ResponderEliminarCuando miro a mi hija... la miro embelesada porque la veo crecer sana, alegre...
Leo tu entrada, su chico, e imagino ¡qué terrible debe ser ver a tu hijo matarse en vida y no querer reconocerlo!.
Si me ocurriese a mí, sólo la fe podría sostenerme.
Un abrazo y feliz fin de semana.
Si llega ese día,
ResponderEliminaren esa hora,
no pidáis que se os aumente la fe
Pedid dar más amor
Quizás así...
Por qué al vida golpea? Por qué a nosotros?
ResponderEliminarLo cierto es que pasa a cualquiera y sólo podemos aceptarlo, pero que doloroso debe ser y que amargo.
Un beso
Hoy nos regalas en poesía un instante desgarrador.
ResponderEliminarSon tantas las madres, que despiden a sus hijos, por la muerte se los arrebata súbitamente.
Como madre, la idea me acongoja sin medida.
Creo que solo la Fe, de ese abismo se rescataría.
Un abrazo amigo, para vos y tu esposa.