domingo, 23 de enero de 2011

Una hora cortita

¡Qué ganas tenía de compartir con vosotros esta entrada!
Paradójicamente, hace tanto tiempo que hice la última que no sé si estaréis ahí para leerla y, aun menos, comentar. Pero da igual; yo he de hacerlo... alguien andará conmigo, seguro, cada palabra que escriba.

Ya sabéis, desde principio de curso, en una parroquia cercana doy "clases de castellano" a cuantos inmigrantes vienen: magrebís, subsaharianos, paises europeos del este, ¡hasta dos indúes que han visto de cerca el Himalaya!
Lo pongo entre comillas, porque yo, experto docente y funcionario de asuntos eléctricos y automáticos, ¡qué se de enseñar la declinación verbal, de construir frases con ello, de ampliarles el vocabulario buscando imágenes en google para que ellos escriban en las fotocopias el nombre de lo mostrado!
Una hora (intentamos ampliar, pero hay otros cursos, otras reuniones y son limitados el espacio y el tiempo) algunos días por semana... que se pasa en un suspiro
Una hora, de ocho y media a nueve y media de la noche, cansados ellos de intentar vender, de cortar naranja (aunque ya casi se acaba la temporada, mala para ellos y la oliva tampoco viene con grandes esperanzas); de intentar encontrar un trabajo por el que ni siquiera saben preguntar y menos aclarar que en sus paises de origen, algunos, evidentemente más los europeos, eran mecánicos, agricultores, buenos profesionales de la edificación, modistas y quizás un no muy largo pero sí muy interesante etc.
Una hora en la que compruebo la suerte que tenemos algunos privilegiados de nacer en un determinado sitio del mundo y no en otro. ¡Con qué facilidad nos creemos mejores, de inmaculada blancura, solo por ello!
Una hora en la que no he de decir en ningún momento "callaros", "atented". "venga, que esto os interesa..."
Una hora en la que mis ya amigos más que alumnos realizan con agrado todas las tareas que les propongo
Y siempre, al acabar la hora breve, su agradecimiento; que es el mío

Una hora en la que me siento, de verdad, profesor; que enseño, que aprenden; que doy a luz en ellos una pequeña semilla de posibilidades, de esperanza.
Una hora muy corta; pero intensamente vivificadora para mí
¡Ojalá tengáis en vuestra semana alguna hora así! Si no, aquí la tenéis; compartidla conmigo

En el Amigo,
al  + mc

lunes, 3 de enero de 2011

Tres cosas

Y la primera, dar gracias a Dios.
Porque si acaso no en la proporción que yo quisiera en cada una de ellas, sí con una abundancia que nunca pudiera haber alcanzado por mis solas fuerzas, El a diario me regala esas tres cosas grandes en la vida.
(Que la canción no te confunda)

He terminado el año algo peor que he comenzado el nuevo, en tema de salud. Un megalovirus (un virus a lo grande, ya puestos...) ha mermado por segunda vez mis glóbulos blancos hasta casi aniquilarlos. Sudores y escalofríos intensos alternabanse en ser origen y fundamento de mi malestar... y mi falta de apetito, ¡en estas fechas!

Aunque el dinero pueda comprar sucedáneos de felicidad y calmar los dolores de casi toda enfermedad... no hablaremos de él, ¿verdad?. Es éste un blog de esperanza y ésta la segunda cosa grande de mi vida

Tres
Tres son los Reyes, tres los deseos, tres los regalos; tres... las cosas que hay en la vida
Y yo ya quisiera, junto a vosotros, mi tercera niñez
La tendré, Dios lo quiere; es mi esperanza; es mi deseo de año nuevo; es mi porqué


En el Amigo, ¡feliz año nuevo!
al + mc