jueves, 30 de septiembre de 2010

Consuelo

Eres consuelo
cuando, aun como yo dolorida,
remiendas con tus carnes mi alma herida


Eres consuelo
cuando, aun como yo callada,
eres en mi oido como una bella balada


Eres consuelo
cuando, aun como yo muerta,
haces de la vida una promesa cierta


Eres consuelo
siempre,
mi cielo

lunes, 27 de septiembre de 2010

Breve Pensamiento

"Cuando uno no busca consuelo
sino simplemente desahogo...
algo falla.
Cuando uno que busca consuelo
simplemente le desahogan -siquiera-
algo muere"

domingo, 19 de septiembre de 2010

Oculto

No tengo nada que decir
Todo lo debo de callar
¿Acaso tengo ya un porvenir?
¿O tal vez deba regresar?
En la senda tu llegada esperaré
¡oh mujer!
oculto en mi silencio


En el mar derramaré
lágrimas que no lloré
En el cielo azul podré encontrar
tantos suspiros que deje escapar
Y en el fuego tu cálida mirada espiaré
¡oh mujer!
oculto en mi silencio


Tantas heridas quedarán,
en nuestros cuerpos, sin sanar
Tantas las llagas que se cerrarán,
en nuestras almas, en la eternidad
Y este dolor en mi corazón se aliviará
¡oh mujer!
oculto en mi silencio


¡Tengo algo que decir!
Yo tengo algo que gritar
Porque yo esto te lo prometí:
amarte siempre, hasta el final
Y aun esta muerte, si es a tu lado, la aceptaré
¡oh mujer!
que rompes mi silencio





(Tal vez te gustará el montaje que he realizado con este poema y la música de una conocida canción de silencios:


viernes, 10 de septiembre de 2010

Silencio

Al parecer, ocurre; a mi me está ocurriendo.
Son tantos los sentimientos que se agolpan... o quizás no... sentimientos simplemente, vergonzosos o hastiados, vete tú a saber, que no desean florecer en pensamientos que transcribir en palabras.
Dicen que los sentimientos no son ni buenos ni malos; eso dicen.
Pero empiezo a tener sólidos fundamentos de que ello no es del todo certero.
Como casi todas las cosas, es cuestión de más y más usarlo... hasta que pierde todo su sentido y deviene en calificarse "bueno o malo", "positivo o negativo", "provechoso o ..."
Un ejemplo (aunque por definición todos ellos son "malos" aunque pretendan ser "beneficiosos" para aquél que no lograba entender): La calidad; no ha mucho, simplemente era sinónimo de excelencia; hoy por hoy, degradada -insisto- como tantas otras aspiraciones, expulsada de su paraíso, ya es mundanamente calificada de buena o mala.
También ocurre con el silencio: de lo mejorcito con que fue envuelto el ser humano; y sus sentimientos, con él.
Por eso, a veces ocurre; a mí me está ocurriendo.
Mejor callar, dejar que el silencio envuelva lo mejor que puedo regalaros... a su debido tiempo.
Cuando a la sazón estén maduros, sabrosos al compartir; no ahora que quizás amarguen.
Sí, mejor callar; dejar que el silencio los madure mientras envuelve lo mejor que puedo regalaros: estos sentimientos que ya no sé si son  malos o buenos.
Y dicen, también: "si lo que has de decir no es más bello que el silencio, no vayas a romperlo..."
Pero el silencio, aunque bello, no es el regalo; es más: el que regala no puede, por más que lo desee, hacer bello su regalo. Tan solo el regalado, cuando rompiendo aun el más hermoso de los envoltorios, desprendiéndose raudo de él, sin que haga falta una sola palabra, con solo su mirada de intenso y mudo sentimiento, hace de lo ofrecido innecesariamente bello. Porque lo verdaderamente importante queda, para siempre, en esa mirada... en el sentimiento que para ser regalado yo no sé cómo envolverlo.
Por eso, hoy, mi silencio...

lunes, 6 de septiembre de 2010

Mónica

Mónica lloraba,
Mónica sufría,
porque su hijo no se convertía...

Mónica sufría,
Mónica lloraba,
y a su Dios del cielo imploraba...

Mónica lloraba,
Mónica sufría,
y, aún sin quererlo, al fin dormía...

Mónica sufría,
Mónica lloraba.
Una figura, como humana, así hablaba:

"Mónica... ¿Por qué lloras?, ¿por qué sufres, amada amiga mía?"

Mónica lloraba,
Mónica respondía:
"Mi hijo, así, se perdería"

Mónica sufría.
Mónica lloraba.
La blanca figura, así contestaba:

"Mónica... amiga y madre mía, ¿acaso tú le condenarías?"

Mónica lloraba,
Mónica sufría;
la figura, como de hombre, añadía;

"Como Yo, tú, mi cruz has abrazado. Como tú, Yo, a tu hijo abrazo.
No temas; mi Padre tampoco le ha condenado"

Mónica se sorprendía.
Mónica su amor renovaba,
aunque su fe así lo esperaba

Mónica ya no lloraba,
Mónica ya no sufría;
su amor ahora florecía.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Fe

 "No puede ser... no puede ser..."
Lo repetía incesantemente.
De forma inconsciente, para que ningún otro pensamiento
pudiera añadirle sufrimiento...
si eso hubiese sido posible.

No podía comprender,
(ella tan torpe y él tan listo)
como su hijo no reconocía
la muerte disfrazada de vida,
hiriente, cínica.


"No puede ser... no puede ser..."
que así se escapara
aquello que nunca pudo retener
por mucho que amara.

No podía comprender
que nunca fuese bastante,
que siempre era nada,
todo lo que ella le daba.


"No puede ser... no puede ser..."
repetía
mientras hundía la mirada
en los ojos de su compañero;
perdidamente,
profundamente,
anheladamente.

Como si lo hiciera en su dolorida alma...
buscando su fe.