miércoles, 31 de marzo de 2010

Y, ¿qué es la verdad?


Te postraron frente a mí,
pues tenía el poder de escucharte
o ignorarte
Mírate ante mí, tú, el Cristo, el Señor...
Me sentí tan importante
Por eso exclamé: la verdad es el poder
Simplemente, lo negaste
¿Y qué es la verdad?, te pegunté arrogante
¿Qué es la verdad?
Tu silencio respondió:
La Verdad es libertad
para dar la vida o dar la muerte
La Verdad es libertad
para dar tu vida o darla muerte

Y ahora estoy aquí
pudiendo decidir si vives
o si mueres
Me dices que el poder
no es mío sino de El
La Verdad de lo alto nos proviene
¿Y qué es la verdad?, te repetí insolente
¿Qué es la verdad?
Tu silencio otra vez:
La Verdad es libertad
para dar la vida o dar la muerte
La Verdad es libertad
para dar tu vida o darla muerte

Jesús, el Cristo, y Poncio Pilatos se enfrentaron a una misma injusticia.
Ante ella, Jesús abre las manos y da la Vida
Por contra, Pilatos se lava las manos y da la muerte

Y, ¿qué es la Verdad?

domingo, 28 de marzo de 2010

Normalizando la Abominación

Empieza a ser muy normal este tipo de carteles publicitarios; por doquier, incluso cerca de colegios de educación primaria. Éste que reproduzco está en las  vallas de un polideportivo municipal donde entrenan alevines y, naturalmente, jóvenes adolescentes.
No es que pretenda iniciar la enésima cruzada contra el denominado "oficio más viejo del mundo". Pero sí alzar una voz, espero que responsable y ¿valiente? en este desierto tan lleno de efímeros deseos y tan yermo de anhelos trascendentes.Para nada la mía se tome por una actitud farisaica: sin sonrojos proclamo gozar de mi matrimonio.
Y bajo esta premisa denunciar, en primer lugar, como profesor de formación profesional, y negarme a que pueda usarse tal calificativo, oficio, para normalizar y "dignificar" las actividades de prostitutas, proxenetas y gente de afín calaña. Cierto es que muchas de esas mujeres no ejercen si no forzadas. Pero entonces no son prostitutas: son víctimas; principalmente de aquéllos que al menos lo sospechan y aun así con ellas se acuestan. Merecen, pues, este calificativo -miseria- y no aquél -trabajador@s- quienes comercian con su cuerpo o con su alma. En nada se dignifican incluso aunque así lo crean. En este extremo, debemos confiar y devolver, con nuestro amor y perdón (puesto que dificilmente podremos añadir comprensión), a Dios lo que a El corresponde: justificar (Si: En su inmensa Misericordia, Justificar) a nuestro hermano. Pero con igual tesón debemos dar o exigir del juez, lo que de juzgado de guardia es (en mi opinión, que legalmente puede estar equivocada)
Una vez conseguido que las televisiones (públicas o no) dejen de emitir pornografía en "abierto" no debiéramos quedarnos pasivos ante este otro nuevo intento de normalizar "el circo". "Circo y pan" siempre ha sido el lema del que todo lo vende, del que sólo cree en 'su vientre'
Intento no juzgarles, pero no quiero que dejen este mundo yermo. No consintamos que se apedregue, que tanto se endurzca el suelo, que tanto se dificulte la labor del Sembrador.
¿Cuándo diremos basta a esta "normalización"? ¿Esperaremos el día, ya no muy lejano, que el padre oiga de su hijo (bueno, el padre quizás no; porque al parecer, es politicamente incorrecto exigir a los padres que eduquen a sus hijos). Bien, entonces los abuelos... O peor: será el niño o la niña que a sus maestros diga: ¡pero de qué vais! Yo de mañana quiero ser puto o puta; ¡no es mal oficio!?
Pasaremos "con toda normalidad" del  'ganarás el pan con el sudor de tu frente' al 'tendrás lo que quieras con el placer de tu vientre'
Y hasta puede que vuelvan viejos tiempos de "prostitución sagrada"
Quien no aprende de su historia, está condenado a repetirla.

viernes, 26 de marzo de 2010

Hace Treinta Años

Hace treinta años así escribía a una chica que pretendía fuera más que amiga:


"Y otras, creo que soy una ola; una ola alegre que juega a salpicar al Sol en la cara de una gaviota que a mis gotas de sed viene a buscar descanso para su libertad.
Enamorado del volar de mi gaviota, pido al Sol, buen compañero, fije en mí todo su poder de vida para ser nube que la envuelva y abrace
¡Ay! No quisiera pensar aquí, en la tormenta de ser nubarrón absurdo y negro, despreciado de tí, lanzando rayos de mal
Por contrario, quisiera fina lluvia, gotas de terciopelo en tu piel de cristal
Y si no soy capáz de calmar tu sed, suplico, déjame en fresco y revoltoso manantial. No sea tu intención dejarme ahogar en sucias cloacas de incomprensión, alejado de mi precioso mar...
Sí; déjame en fresco y revoltoso manantial, que me arrastre al mar; y ser ola una vez más, alegre, jugando a salpicar en la cara al Sol... aunque no sea el de tu mirar".

Jamás llegó a oír estas palabras. Quizás porque las escribí en la mañana de aquella tarde que ella me viera y viniendo a mí me llamase; y que tan segura estuvo que yo le vi pero que, dándole la espalda, me alejé.  Cuando días despúes alegué "quizás no haberla reconocido", me gritó su mirada encendida y su silencio: "soy coja, ¿recuerdas?"
Hoy sólo recuerdo que tardó mi corazón en también él verla cojear, mucho tiempo.
Y que tantos años después sigo pareciendo no ser de este mundo; sin ver los cojos, mudos o ciegos por él proclamados. Pero sin embargo, con frecuencia reparando en tánto autodenominado "atleta" devorador de metas alcanzadas...¡ciegos, cojos, mudos!

Pd. No es que después de tanto tiempo aproveche para "poner a caldo" aquella chica. Pretendo compartir con vosotros retales de mi historia, retales de mi ser.
Los recuerdos a veces cojean en nuestra memoria; pero cuando se evocan con amor o incluso simple cariño... ¡siempre son ciegos!

miércoles, 24 de marzo de 2010

Fe en las Paradojas

Fe es una palabra pequeña, chiquitita; mas quien la posee es un hombre grande, enorme.

Nadie puede salvarse por sus obras.
De igual modo, nada de lo que haga podrá condenarme; pues de lo contrario, me enfrentaría a la paradoja que, si hubiese dejado de hacerlo, no me hubiese condenado; esto es, me habría salvado.
La fe es un don que Dios Padre reparte como su Sol a buenos y malos.
Pero debemos entender bueno como feliz; y solo es feliz el que ama.
Por eso dirá nuestro Maestro que solo UNO es BUENO
Los demás nos amamos en su Amor, que no es poco (como decimos por aquí)

martes, 23 de marzo de 2010

"... en la resurrección de la carne y la vida futura. Amén"

Recién he terminado de leer "San Manuel Bueno, mártir" de Unamuno.
Hacía tiempo que no leía "de golpe" a Don Miguel; algún trozo, párrafos escogidos, en los cursos del "Instituto Diocesano de Ciencias Religiosas" de la archidiócesis de Valencia, donde buscando a Dios encontrábamos al hombre. Pero lejos quedaba mi encuentro con la niebla y sus nívolas como "la Tia Tula"
¿Por qué le costará tánto a este catedrático íntegro aceptar una vida futura?¿Por qué nos costará tanto?
Irrefutable prueba de ello es el silencio. ¡Qué poco hablamos de la muerte! ¡Si ha de ser antesala de la Vida Eterna...!
No, no hablamos. Sabemos, creemos saber, que no habrá resurrección como la de Lázaro, que volvió a su vida anterior; por eso tornó a morir. Y cuando eso ocurre, ya no vivimos más que en los recuerdos, en los sueños de alguien; que finalmente mueren también. Y en esta realidad se apega nuestra razón... y nuestro miedo irracional.
Decía el poeta evocando al viejo filósofo: "La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos."
Pero ¿qué es SER? ¿qué significado damos a "somos"? Aunque no es tanto el significado, sino el tiempo.
No entendemos otro somos que "lo que somos ahora"
Pues contradigo yo al filósofo (que al poeta no me atrevo): ¿Qué credencial trajiste que la Nada te firmase: que en Ella nada fuiste; y así, de la nada al todo tornaste para dar fe de lo que creiste?
Porque creo yo en El que sí ha cruzado esa frontera. Que fue y ha regresado. Para decirnos lo que siempre nos había dicho: "No tengas miedo" Y no porque ya no seáis para sentirlo. ¡Muy al contrario: por sentir que la Vida os desborda; que de vida desbordáis todo!
Un día os hablaré de Gusi, un gusano como los de la seda. Andaba arrastrando su pena por el fango, tánto que acabó muriendo sólo, en sí mismo encerrado. Mas resucitó de entre sus lóbregos pensamientos en una hermosa mariposa: él mismo, con las alas que ya no le robaba el miedo.
Nadie recuerda qué fue antes de nacer, años antes que sus abuelos en este mundo existieran. Pues igual debe ser la muerte. Porqué no recordamos nuestra existencia "de antes" es Su Misterio. Mientras tanto, ¡que nadie ni nada te robe tus alas!
Cristo nos da la Vida ¡qué más da cómo seamos en ella! Porque, eso sí, seremos; quiero decir, nos reconoceremos.
No podemos volver a la nada porque la nada no existe. Dios es TODO y del todo me creó. Para que a su debido "tiempo"sea yo todo en el TODO.
Y por supuesto, con todos vosotros, mis amigos.